«Confieso que hasta que no leí Una educación sexual no entendí a esas mujeres que lloran y ríen, al unísono, de gozo, mientras son templadas (folladas), lo mismo sucede con Juan Abreu, uno empieza a leerlo y termina llorando y riendo de puro placer, siendo leída por él, como si leyéndolo él consiguiera templarnos la […]