Amistad Funesta

cerebro, viento agitado en mi calma abrumadora, aguila que despierta–en horas de abatimiento–a picotazos mi alma. Fui, con varios condiscipulos, expresamente a conocerle. Habitaba casa humilde y vivia modestamente. Enamorado yo de sus escritos, deslumbrada mi juventud por aquel vuelo de condores de su prosa soberana, entre a aquel Areopago con el pensamiento en las […]