Un hombre viejo camina en Siracusa. Entre fatigado y exultante sube las gradas del teatro que albergó a Esquilo y presenció la fundación de la tragedia impregnándose apenas de ese ardiente azul del cielo y del mar. Absurdamente piensa, piensa en la filosofía, en su tentación funesta, aunque en parte risueño. Revive las conocidas peripecias […]