Resumen del libro
«Si el amor es niño e ignora la conciencia / por amor la conciencia es engendrada». Cada uno de nosotros siente que estas palabras de Shakespeare, recordadas por innumerables voces del arte, de la literatura y de la música de todo tiempo y lugar, hacen vibrar una cuerda constitutiva de la experiencia humana. El yo nace siempre dentro de una relación. Por tanto, siempre me precede una relación. Debo mi origen a otro. Para realizarme tengo necesidad de otro. Con la palabra amor -hoy más manoseada, desfigurada y devaluada que nunca- se quiere indicar esa experiencia universal y originaria que, por ser tal, no puede perderse sin que se extravíe el hombre en cuanto hombre.
Ficha del Libro
- Autor: Angelo Scola
- Tamaño: 1.84 - 2.40 MB
- Descargas: 438
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Opinión de la crítica
3.8
97 valoraciones en total
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Agustín escribe: «¡Oh sacramento del amor de Dios!... El que quiere vivir tiene dónde vivir, tiene de quién vivir. Que se acerque, crea, se una al cuerpo de Cristo para ser vivificado». La libertad infinita de Dios se inclina sobre la libertad finita del hombre, como unamadre se inclina sobre su hijo. La inextinguible riqueza del misterio eucarístico es como la luz del sol sobre los mosaicos de San Marcos. Ilumina la belleza de las innumerables teselas de la vicisitud humana, desvelando el designio completo que da sentido incluso a las más oscuras y gastadas por el paso del tiempo.
Agustín escribe: «¡Oh sacramento del amor de Dios!... El que quiere vivir tiene dónde vivir, tiene de quién vivir. Que se acerque, crea, se una al cuerpo de Cristo para ser vivificado». La libertad infinita de Dios se inclina sobre la libertad finita del hombre, como unamadre se inclina sobre su hijo. La inextinguible riqueza del misterio eucarístico es como la luz del sol sobre los mosaicos de San Marcos. Ilumina la belleza de las innumerables teselas de la vicisitud humana, desvelando el designio completo que da sentido incluso a las más oscuras y gastadas por el paso del tiempo.
Agustín escribe: «¡Oh sacramento del amor de Dios!... El que quiere vivir tiene dónde vivir, tiene de quién vivir. Que se acerque, crea, se una al cuerpo de Cristo para ser vivificado». La libertad infinita de Dios se inclina sobre la libertad finita del hombre, como unamadre se inclina sobre su hijo. La inextinguible riqueza del misterio eucarístico es como la luz del sol sobre los mosaicos de San Marcos. Ilumina la belleza de las innumerables teselas de la vicisitud humana, desvelando el designio completo que da sentido incluso a las más oscuras y gastadas por el paso del tiempo.
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